En Hukuméiji, cerca del río Don Diego y el mar Caribe, la lluvia torrencial despierta la memoria de los habitantes mientras los deslaves arrastran lodo, casas y cadáveres. En este poblado del norte colombiano, el cuerpo de los seres humanos experimenta el placer y el deseo, pero también es el terreno donde el horror de la violencia imprime los castigos más brutales y permanentes. A los protagonistas de estas historias les han arrancado algo: les arrebataron a sus seres queridos, las piernas o la tierra; pero aún sintiendo en la carne la presencia de sus pedazos faltantes, se empeñan en recordar sus historias mientras buscan otras formas de comunicarse, de amar y seguir viviendo. Con una prosa tan cruda como fascinante, Vanessa Londoño escribe el cuerpo mutilado como un sistema para explicar la pérdida, un camino para evocar la empatía y, en ese lenguaje compartido del gozo y el dolor carnal, comprender la ausencia o la muerte, el despojo, la injusticia y la brutalidad con que, en el territorio general de la violencia, el poder pretende administrar el paisaje, el dolor y el deseo.

In Hukuméiji, near the Don Diego River and the Caribbean Sea, the torrential rain awakens the memory of the inhabitants while the mudslides wash away mud, houses and corpses. In this town in northern Colombia, the body of human beings experiences pleasure and desire, but it is also the terrain where the horror of violence inflicts the most brutal and permanent punishments. Something has been taken from the protagonists of these stories: they took away their loved ones, their legs or the earth; but still feeling in the flesh the presence of their missing pieces, they insist on remembering their stories while looking for other ways to communicate, to love and to continue living. With a prose as raw as it is fascinating, Vanessa Londoño writes the mutilated body as a system to explain loss, a way to evoke empathy and, in that shared language of joy and carnal pain, to understand absence or death, dispossession , the injustice and brutality with which, in the general territory of violence, power tries to administer the landscape, pain and desire.